El viaje a Camiguin comenzó a las 3.30h de la mañana en Siargao. La combinación en avión nos obligaba a hacer escala de muchas horas en Cebú con lo que decidimos salir del circuito turístico y hacerlo de la forma más auténtica posible.

Esto implicó coger la siguiente combinación:

  • Moto hasta el puerto de Siargao
  • Ferry hasta Surigao
  • Jeepney hasta la estación de autobús de Surigao
  • Autobús hasta la estación de Butuán
  • Autobús hasta Balingoan
  • Ferry hasta Camiguin

En contra de lo que leímos en otros blogs, optamos por esta opción. También implicaba todo un día de transporte, pero para nosotros fue una experiencia más, que en definitiva forma parte del viaje.

Esta isla volcánica, la vimos más desarrollada que Siargao pero con menos oferta turística o menos adaptada a los visitantes. Nos dimos cuenta que la alimentación a nivel local es de lo más básica. En España podemos decir que comemos por placer, mientras que en Filipinas lo hacen por el mero hecho de ser una necesidad vital.

Un día, inspeccionando la isla con la moto, se nos echó encima la hora de comer y paramos en un puesto local de comida, donde, en las típicas cazuelas, servían los mismos platos de siempre: fideos de arroz, pollo asado, empanadillas,… Nosotros escogimos fideos de arroz y nos tocó comerlo con las manos. En relación a esto, y no tan auténtico, os recomendamos el restaurante Kurma con comida fusión-ecológica donde todo estaba delicioso.

Mantigue fue la siguiente isla paradisíaca de nuestra visita a Filipinas. Esta pequeña isla de arena blanca y fina la puedes rodear a pie en 10 minutos. Está habitada por la familia que cuida la isla y su único vecino es el palmeral frondoso que ha crecido en el centro. Parece el escenario de una película de náufragos o el ícono 🏝 del whatsapp.

El tiempo en Camiguin (y el resto del viaje) nos respetó, con lo que no sufrimos la temida “época de lluvias” que predomina en esta época del año, aunque es cierto que en Siargao sólo tuvimos un día de sol.

A pesar del sol, nos encontramos con mucho viento lo que hizo imposible visitar la White Island. Por suerte el interior de la isla también tiene otros puntos de interés como las Tuawasan Falls, una de las muchas cascadas que hay, las pozas termales o un treaking para coronar los 1.600 metros de la cima del mayor de sus volcanes.

La despedida más bonita de la isla va acompañada siempre del sunset. Aquí el mejor encuadre para tu cámara es The Sunken Cemetery, un cementerio que quedó sumergido por el Océano Pacífico y donde una imponente cruz blanca marca su antigua ubicación. Si has traído trípode y filtros con tu cámara, es un buen lugar para realizar largas exposiciones durante la hora azul.

Coincidimos con personas locales y pudimos comprobar la hospitalidad que les caracteriza: nos ayudaron a encontrar moto de alquiler, nos invitaron a probar el agua de coco, que dicen que es el agua más pura que existe, y pudimos hacer hasta la colada.

Prueba en movimiento de nuestro viaje:

Categorías: Viajes

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