Bohol resultó ser la gran sorpresa del viaje, a pesar de no ser descrito por los blogs de viajes como la isla más paradisíaca de Filipinas, es en la que más contrastes encontrarás, y a nosotros nos encantó.

Playas de ensueño tiene, ya lo creo. En la zona de Anda nos topamos con The White Beach y Quinale Beach, dos playas enormes en las que prácticamente estuvimos nosotros solos y el azul turquesa del agua. Os recomendamos Cocoloco Bar en Quinale, para almorzar o tomar un increíble batido de frutas.

Nuestro mejor recuerdo viene del interior de la isla: por sus terrazas de arroz. Sin ser las más grandes de Filipinas, las Cadapdapan Rice Terraces son verdaderamente impresionantes. Tanto su ubicación como el largo y complicado camino de acceso hace que los turistas sean escasos.

El paisaje es realmente cautivador, parece envolverte en una postal y el hecho de no encontrar apenas turistas nos hizo sentir que formábamos parte de ese entorno.

Uno de los momentos que guardaremos en nuestro corazoncito fue el de la vuelta de las terrazas de arroz donde en un tramo del trayecto, unos 5km, nos cruzamos continuamente con niños que salían de los coles, alrededor de 300 los cuales nos saludaban, gritaban para llamar nuestra atención, y otros tantos, excitados por que les hiciéramos caso y no nos olvidásemos de su saludo, al chocar la mano casi nos tiran de la moto.

Recordaremos con mucho cariño el lugar donde nos alojamos en Anda (Guindulman), Home Sweet Home Bed and Breakfast. Nos sentimos como en casa, y agradecemos la hospitalidad con la que Lorna nos trató. Si buscáis un alojamiento por la zona, no lo dudéis. Tiene desayuno incluido y por un añadido de 200php os preparará una riquísima cena filipina. Además alquila las motos que tiene disponibles.

Otros de los puntos que visitamos fueron las Can-Umantad Falls cerca de las terrazas de arroz, y donde el acceso en moto es muy divertido pero hay que tener cuidado porque las bajadas tienen bastante pendiente.

Quisimos visitar Panglao que se encuentra al oeste de la isla, de hecho es otra isla unida a través de dos carreteras, y por temas logísticos vimos que era más óptimo alojarse cerca de la zona y de ahí visitar los puntos de interés cercanos (de una punta a la otra de la isla de Bohol en modo hay más de dos horas y media).

Recorrimos en moto parte del interior atravesando increíbles bosques frondosos verdes llamados Bilar Man-Made Forest y llegando hasta las Chocolate Hills donde hicimos la ruta en quad. Pasamos a saludar a los Tarsiers con sus grandes ojos, los primates más pequeños del mundo y que están en vías de extinción.

En esta parte nos alojamos en la capital, Tagbilaran, donde llegamos desde Anda en Van porque es más rápido que el autobús. Nos gustó mucho conducir por sus caóticas calles ya que no habíamos tenido la oportunidad y es una experiencia que recomendamos. Vimos que otros viajeros se alojaban en la zona de Alona Beach, si os gustan las grandes masificaciones sobre todo de turistas coreanos y chinos, ese es vuestro sitio. Sin duda, a nosotros no nos gustó nada.

En Tagbilaran, compramos en un centro comercial enorme donde se puede decir que éramos los únicos occidentales y la mayoría se dio cuenta porque en la caja nos tocó ser los últimos, lo que implicó, por orden de la cajera, que si alguien se añadía a la cola les dijéramos que “estaba cerrada”, si ya llamábamos la atención, sin duda con esto se acabaron de enterar que estábamos allí.

En Panglao, pudimos disfrutar de maravillosas puestas de so. En la playa Doljo Beach en concreto, hicimos fotos como estas y que sin duda nunca olvidaremos. También os aconsejamos la larga playa que se encuentra al otro lado, con arena blanca y agua cristalina, White Beach.

Prueba en movimiento de nuestro viaje:

Categorías: Viajes

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