Simón no podía ni imaginar lo que le esperaba cuando entró a pintar un graffiti en aquel hotel abandonado. Inocente, se adentró en las entrañas del edificio donde se topó con Néstor, un perturbado que arrastraba el cuerpo de una chica, Matilda, por los pasillos del hotel derruido, a quien le estaba realizando las prácticas más macabras y "gores" que pudiera llegar a pensar.